viernes, 17 de abril de 2020

Dia 1. Viernes 6 de Marzo 2020

Esta madrugada a las 00.05 h despegaba nuestro vuelo de Iberia con destino Santiago de Chile. A bordo íbamos tres de los siete tripulantes de la etapa R6 de la travesía en honor de Elcano en su Quinto Centenario. En concreto, hemos volado juntos Alfredo, Juan y yo mismo.



Ha sido un vuelo tranquilo, nocturno como suelen ser la mayoría de los transoceánicos, pero que a los tres no se nos ha hecho pesado. En el vuelo Juan ha hablado con las azafatas sobre este proyecto de AGNYEE, de circunnavegación en el periodo de tres años, lo que ha llevado a que el comandante le pidiera en cabina que se lo explicase detenidamente. A su vez, Alfredo, Premio Nacional de Periodismo, que nos acompañará en nuestro periplo, ha entablado conversación con Charles, un británico que ha vivido largo tiempo tanto en España como en Chile. Tras un par de horas de conversación, Alfredo se ha venido al asiento contiguo al mío, que estaba libre, para compartir distintas anécdotas de su vida como periodista especializado en crónica de guerra.

A las 09.20 h de Chile hemos aterrizado en el aeropuerto de Santiago, después de sobrevolar los Andes, que en la zona cercana a esa capital tiene laderas desprovistas de vegetación verde, desérticas. Antes de salir del avión hemos rellenado el formulario de inmigración, en el que se nos pedía datos sobre posibles mercancías a declarar. Los tres llevábamos jamón y lomo ibéricos envasados al vacío, y con etiquetas especiales en las que se indicaba que eran productos curados en sal. Este es un requisito obligado para que el servicio de agricultura chileno deje pasar estos deliciosos productos de porcino. Naturalmente al pasar la aduana el funcionario de turno verificó, uno a uno, todos los sobres de dichos productos. Tuvimos que cumplimentar un detallado formulario en relación con el coronavirus, en el que se pregunta incluso por la fila y asiento del vuelo en el que se ha viajado a Chile. Este formulario había que entregarlo a personal del aeropuerto, y con una parte de la hoja ya separada del resto, pasar a que una joven funcionaria tomase la temperatura del viajero. A continuación hemos pasado el control de pasaportes, y la funcionaria de policía, que ha sellado mi pasaporte, ha disfrutado con la noticia de nuestra travesía en el PROS.

A la salida teníamos que coger un taxi que nos llevase al puerto de Algarrobo, en el cual está amarrado nuestro barco desde hace un par de días. Algarrobo es una localidad turística, situada a 120 km de Santiago y a unas 20 millas al Sur de Valparaíso. Su club náutico, la Cofradía Náutica del Pacífico (CNP), es célebre por su historia y las regatas que en él se celebran. Este puerto deportivo es pequeño, para los estándares españoles, pero está muy bien protegido. Para coger el taxi hemos negociado con dos compañías de taxi que tienen su stand una al lado de la otra en el aeropuerto, Este hecho de compartir espacio físico las dos compañías es un poco peculiar, ya que facilita la comparación directa de las ofertas de ambas. Evidentemente escogimos el taxi mas barato, a pesar de que las empleadas de la otra compañía eran sumamente agradables.

El precio negociado era en USD, y preguntado el taxista durante el trayecto si tenía cambio, la respuesta era la temida: no. Por ello, le pedimos que nos acercara a la casa en la que había vivido el poeta Pablo Neruda. Allí estuvimos viendo parte de su casa, centrándonos sobre todo en el entorno, en su ubicación, con una magnífica perspectiva sobre el Océano Pacífico.



A continuación, el taxista nos ha llevado al puerto, dando un largo rodeo para conseguir una tarjeta SIM de un operador chileno de telefonía. Una vez allí, hemos embarcado a las 13.00 h.



El gran francobordo del barco obliga a una gran pendiente de la pasarela, lo que complica un poco la subida al barco, tanto de personas como de las pesadas bolsas de viaje.



Aunque subimos inmediatamente nuestras bolsas, no hemos estibado nuestros enseres ya que habíamos quedado para comer con José Luis, cuarto compañero de tripulación, y un matrimonio amigo suyo. Así nos dirigimos en un taxi local al restaurante Macerado, que es muy agradable, además de tener una buena cocina. Durante la sobremesa en la terraza del restaurante, Alfredo entabló conversación, en una mesa vecina, con Kathy Salosny, una conocida actriz y presentadora TV chilena, con Montse Cerón, periodista freelance, y con la madre de Kathy.

A raíz de ello, hemos quedado toda la tripulación R6 a cenar con ella en el restaurante Casa Tunquén, propiedad de Kathy, situado en Punta Tunquén. Y si era posible a la hora del atardecer para ver la magnífica vista del mar a esa hora desde el jardín del restaurante. Hemos avisado a la tripulación R5 saliente para que vayan al restaurante una vez hayan regresado de una recepción oficial de la Armada Chilena en Viña del Mar.



De vuelta en el barco, los cuatro tripulantes hemos estado charlando en la bañera del PROS, comentando nuestra próxima travesía en este barco que no todos conocíamos con antelación. Se trata de un Irwin 68, de sólida construcción norteamericana. Es un barco amplio, muy confortable y muy marinero.

Yo después he verificado, con la estación meteorológica a bordo, las mediciones de mi anemómetro multifunción portátil: las mediciones de velocidad del viento, temperatura ambiental y presión atmosférica están perfectamente ajustadas. La humedad relativa del aire, en cambio, estaba infraestimada en 14%. De esta forma, con ese anemómetro y mi GPS de bolsillo, iré tomando mediciones que llevaré a mi Cuaderno de Bitácora, para pasarlas después al nuevo blog.




A las 19.30 HRB habíamos quedado con el taxista para que nos llevara al restaurante de Kathy, situado a unos 30 minutos en coche desde el puerto. Punta Tunquén es una población muy conocida por residir en ella personajes célebres chilenos. Es una entidad de población situada al norte de Algarrobo, en la misma costa. El taxista era local, y el restaurante se había encargado de contratarle para nosotros. Así que nos pusimos en marcha para encontrarnos con él a la salida del náutico. Al no estar el taxi allí en ese momento, continuamos andando por el paseo marítimo, confiando en que llegara pronto. Sin embargo, tardó una hora en recogernos. Nuestra preocupación era que Kathy pensara que no íbamos a ir a cenar como habíamos quedado. Parece que el taxista había tenido algún problema de documentación, y para compensar su retraso nos llevó volando a través de pequeñas y estrechas carreteritas, intentando recuperar así parte del tiempo perdido.



Este restaurante tiene una cocina realmente buena, y durante los aperitivos llegó la tripulación R5 saliente, con los que compartimos mesa. Alfredo había conseguido que Montse contactase con medios de comunicación locales para publicar algún artículo sobre el proyecto "500 Años después. Tras la Estela de Elcano". A la magnífica cena siguió una larga y agradable sobremesa.

El taxista nos estaba esperando, dormido en el coche. Según nos ha dicho en el trayecto de vuelta al puerto, éste había sido un favor a sus amigos del restaurante, ya que él en realidad es fisioterapeuta. El viaje de vuelta ha sido bastante más tranquilo que el de ida, lo que se ha agradecido.

Al llegar a bordo, nos hemos retirado a descansar, finalizando así un largo día.

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