sábado, 9 de mayo de 2020

Dias 23 y 24. Fin de Semana del 28 y 29 de Marzo 2020

Sábado 28 de Marzo

Después de desayunar todos juntos, yo me he quedado en el hotel, mientras los otros tres compañeros han ido al supermercado a comprar. Yo he de adelantar con el texto de la Crónica. He llegado hasta el día del arribo a Callao, por lo que he pasado ese borrador a los tres compañeros para que pudieran leerlo y me dieran su opinión. Como Fernando está fuera del hotel, he preferido enviarle ya el borrador completo cuando esté terminado.

Este no es el fin de semana que habíamos imaginado al iniciar nuestra travesía. Entonces hablábamos de visitar el centro de Lima, de ir a diversos restaurantes a tomar la buena cocina peruana, etc. Era un plan totalmente diferente. En estos momentos la Plaza de Armas de la ciudad está cerrada al tránsito, y los restaurantes también. Así que poco se puede hacer.

Por tanto, hoy hemos comido de nuevo en la terraza del hotel. En ella hace mucho calor, pero estamos solos. Al terminar la comida, ya saliendo de la terraza, hemos conocido a la futura directora del hotel de Iberostar, la cadena hotelera mallorquina, que está construyendo en Lima, LaraW. Ha sido un encuentro muy agradable e interesante.



Yo estaba cansado, molido, así que he bajado enseguida a dormir la siesta. En ese momento me estaba bajando el stress, la tensión, de estos últimos días. La de hoy ha sido una larga siesta de tres horas, tras la que me he levantado como nuevo.

Al despertarme, me he encontrado con la noticia de que la Embajada dice que no es totalmente seguro el que consigamos una plaza en uno de los dos vuelos directos a Madrid, el martes o el miércoles próximos. Nos han propuesto volar el lunes 30 a Lisboa, con TAP, de ahí en autobús a la frontera con España, donde deberíamos coger un tren hasta Madrid. Dada la situación en España, esta solución nos parece bastante arriesgada ya que no será fácil viajar desde la frontera, ni en tren ni en coche alquilado, hasta Madrid.

Fernando y Alberto se han puesto en marcha a nivel del Consulado, por un lado, y con la dirección de Operaciones de Iberia en Lima, por otro. Parece que pudiera ser posible tener billetes en business en el avión que sale de Lima el martes 31 por la mañana. De todas maneras, esto no será firme hasta que nos lo comunique Iberia a cada uno de nosotros por email. Es una buena noticia, si se confirmase. Vamos a ver.

Yo he terminado de escribir la Crónica, pasando el borrador a los cuatro compañeros de R6 para conocer su opinión final. Dada la diferencia horaria con Madrid, daba lo mismo enviar la Crónica hoy que mañana domingo a primera hora.



Si cuando llegamos al hotel eran limones lo que faltaba en su restaurante, hoy de lo que carece la despensa de este hotel es vino. Así que, para la cena, hemos bajado dos botellas que se habían comprado para nuestros almuerzos. Al estar Lara alojada en el hotel, la hemos invitado a acompañarnos en la cena. De aperitivo hemos tomado, como ayer, un buen pisco. Y siempre con el brindís "Por nosotros, por los nuestros, y porque nuestras mujeres no se queden viudas".




La conversación durante la cena y la sobremesa ha sido muy divertida, hablando tanto de la construcción del nuevo hotel de Iberostar, como de nuestra travesía desde Algarrobo, y del proyecto de circunnavegación del que formamos parte.

Domingo 29 de Marzo

Esta noche toda Europa ha cambiado el horario, pasando al de verano, mientras que Perú, no. Este país nunca cambia su hora oficial, ya que estando tan cerca del Ecuador geográfico no hay grandes diferencias de horas de Sol de una estación del año a otra. Ahora la diferencia horaria con España es de 7 horas.



Después del desayuno, Jorge, José Luis y Juan se han ido a pasear un poco y comprar en el supermercado. Yo me he quedado en el hotel, y he enviado la Crónica a la asociación.

Ayer tarde llegaron al hotel unos 200 españoles para su repatriación, por lo que el hotel se ha llenado al completo. Por eso, y para evitar la posibilidad de que subiese mucha gente a la terraza, hemos decidido comer en la habitación de José Luis.

Y después una nueva siesta.

Al despertarme he visto que han llegado los correos de Iberia con los billetes para el 31 por la mañana. Así que yo he hecho el check-in, no preocupándome más del tema. Después he seguido revisando fotos, a pesar de que el programa que tengo en mi portátil es una versión antigua del Photoshop Elements, muy diferente a la última que tengo en mi ordenador de sobremesa. Pero hay que ir adelantando trabajo.

Ahora el problema que nos ha surgido es el del transporte, el próximo martes, desde el hotel al aeropuerto militar, de donde salen los vuelos de repatriación. Parece que los cuatro deberemos ir en una furgoneta de la consignataria, o en un taxi contratado por ésta, hasta el Consulado español, donde nos encontraríamos con Fernando, y nos darán un salvoconducto para llegar al aeropuerto. Todo esto tiene un problema, y es el de la hora, ya que deberemos estar en el Consulado a las 05.30 h. En efecto, el toque de queda finaliza a las 05.00 H, y la agencia dice no tener una furgoneta disponible a esa hora. El taxista, cuyo teléfono nos ha proporcionado la consignataria, nos dice que él no podrá llegar al hotel antes de las 05.40 h, dada la distancia a la que vive y los múltiples controles que deberá pasar hasta llegar al hotel. Ya tenemos un nuevo problema a resolver.

Para cenar habíamos quedado a la misma hora de ayer, las 20.30 h, y al llegar los cuatro al comedor, éste estaba vacío. Poco a poco se ha ido llenando, y uno de los españoles que han llegado a cenar, se ha puesto a hablar con nosotros. Era el dirigente de un grupo de cooperantes de Alcoy que llegaron ayer, para salir en el vuelo del martes. Ellos han pasado la cuarentena en una hermandad religiosa en Cuzco, donde les pilló la entrada en vigor del Estado de Excepción peruano, justo el día anterior a su visita programada a Machu Pichu. Y ellos irán al aeropuerto en uno de los autocares que se van a emplear para el traslado de repatriados.

Al igual que estos días pasados, hemos sido los últimos en salir del comedor, tras una larga sobremesa.

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