jueves, 7 de mayo de 2020

Día 21. Jueves 26 de Marzo 2020. El Día D

Un día más, yo ya estaba en cubierta a las 07.30 HRB. En la bahía todo estaba en calma. La noche ha sido fresquita, con mucha humedad. Poco después, he visto un email de mi agencia de viajes en relación con el billete de vuelta desde Guayaquil, que tenía reservado. Iberia ha cancelado todos esos vuelos regulares, al igual que los de Lima. Ya veremos cuando regresamos a España.

Al llegar la hora de preparar el desayuno, a pesar de que ayer no encontré ningún sobre al vacío de jamón ibérico más, hoy sí lo he encontrado: estaba al final de la nevera. Como hoy había que recoger ésta, hemos podido localizar el último que quedaba. Así que lo hemos sacado para el desayuno, al igual que otro de lomo, y el frasco de mermelada. Como siempre, hemos tomado café y zumo.



Al terminar de desayunar, nos hemos puesto, no sin cierta prevención, a preparar nuestro desembarque. Tal como nos había comunicado la dirección de la Escuela Naval ayer, será a las 14.30 HRB cuando entremos por la bocana de su puerto.

A las 09.30 HRB la temperatura es de 22ºC, la humedad relativa del 90%, la presión atmosférica 1012 mb, y el cielo totalmente cubierto.

Yo he terminado de preparar mi bolsa, y solamente me faltaba retirar la ropa de cama de la litera, y cerrar la portilla del cuarto de baño.




A las 10.00 HRB hemos tenido, de nuevo, una mala, una pésima noticia. Nos ha llamado el procurador de la consignataria para decirnos que Inmigración aplica el artículo 8 del decreto de Estado de Excepción, por el cual se prohíbe el tráfico internacional de personas por todas las vías (aérea, terrestre, marítima y fluvial) durante la vigencia de dicho estado. Es decir, estamos autorizados a atracar en puerto, pero no podemos desembarcar, al no poder entrar en el país. Y ésto quizás hasta el final del periodo de vigencia de dicho Estado de Excepción. Nosotros habíamos contemplado el escenario de permanecer a bordo una vez amarrados en puerto, pero siempre habiendo entrado en Perú, y como solución para simplificar el proceso de repatriación. Y ese no era el caso.

Nueva llamada a nuestra oficina en tierra para comunicarles la nueva situación, y pedirles que traten con urgencia este tema con las autoridades peruanas. Existe un escrito del Ministerio de Relaciones Exteriores peruano a nuestra Embajada, cuya interpretación no es unívoca. Parece que los funcionarios del departamento de Inmigración excluyen nuestra entrada en el país, en aplicación de dicho Art. 8.

Estamos, por tanto, en una situación kafkiana: el médico dio libre plática sanitaria hace días, la Marina de Guerra acepta nuestro atraque en su Escuela Naval, pero Inmigración rechaza nuestro desembarco. Lógicamente la dirección de la Escuela Naval se atiene a lo que indique la consignataria, al ser ésta la responsable de la gestión del despacho de entrada del barco. Y ésta se atiene a lo que diga Inmigración, el tercer y último organismo implicado en este procedimiento.

Una vez más nos hemos de enfrentar a un cambio de expectativas, y su correspondiente frustración. La tripulación no puede ocultar su malestar por estos continuos cambios burocráticos, día tras día. Todos sabemos que para una persona es, mentalmente, más fácil adaptarse de una sola vez a un proceso concreto, es decir, cuando tiene una única estimación del final de dicho proceso, aunque sea una estimación lejana en el tiempo, que cuando ha de sufrir continuos cambios en sus expectativas sobre la finalización de aquel proceso.

Entre tanto, nos hemos quedado prácticamente sin agua dulce y la consignataria es incapaz - desde el lunes que llegamos e hicimos "el pedido" - de suministrárnosla en tiempo y forma. Y la Escuela Naval, al solicitarles de nuevo suministro de agua, nos vuelve a remitir, muy amablemente, a nuestra agencia consignataria. No entendemos la complejidad de un procedimiento burocrático que impide suministrar con rapidez agua a un barco fondeado todavía "en tránsito". Es una situación "casi" de "patera mediterránea".

A las 11.30 HRB ha pasado una barca junto al PROS, a la que hemos pedido ayuda con el suministro de agua. Tras aceptar traernos agua dulce, el bote ha entrado en el puerto de la Escuela Naval. Nosotros hemos supuesto que es donde va a cargar los bidones de agua. Sin embargo, pasaba el tiempo y aquella embarcación no salía de allí. Solo nos ha quedado esperar.

A mediodía, el Presidente de Perú ha hablado por radio y TV a la nación, comunicando que amplía el Estado de Excepción hasta el 12 de Abril. Esto puede ser una complicación añadida para nosotros, si es que tenemos que esperar fondeados hasta ese día; y con una agencia que no da el servicio de avituallamiento que debiera.



Nuestra oficina en tierra se ha puesto de nuevo en marcha para resolver este problema, al igual que nuestro amigo AlbertoM en Lima. A bordo, esas horas han sido especialmente tensas.

A las 13.35 HRB ha llegado un email de la Embajada Española en la que nos comunican que la Directora Jefa de Inmigración va a transmitir a sus funcionarios la autorización para que la tripulación del PROS pueda desembarcar hoy en la Escuela Naval.

Como va a ser un día largo, sin comida de mediodía, hemos abierto varios sobres de lomo para ir picando durante la espera.

A las 14.00 HRB, Jorge pone el motor en marcha y llama a la autoridad portuaria para indicarles que estamos en condiciones de levar ancla y dirigirnos a puerto. Quien contesta a esa llamada por radio es la patrullera Huanchaco, que se ha colocado a unos metros a nuestra popa para coordinar toda la maniobra. Y nos dice que no podemos entrar en la Escuela Naval antes de las 14.30 HRB. Así que fuera motor y a esperar.



Por fin, diez minutos después aparece la barca del agua, con dos enormes bidones. La operación de trasvase del agua desde esos bidones a los depósitos del barco se ha complicado debido a la diferencia de altura entre la boca del depósito y el bidón en cubierta de la embarcación, y a que nuestra bomba de succión no es muy potente. Por la mañana habíamos probado el funcionamiento de esa bomba, e iba bien, pero era bajo otras condiciones. Así que, tras un primer intento, ha habido que subir el bidón de agua - de unos 250 litros - hasta la cubierta del PROS. Y entonces muy lentamente se ha ido trasvasando el agua a nuestros depósitos. A continuación, se ha hecho lo mismo con el segundo bidón, de otros 200 litros.



Mientras estábamos trasvasando el agua, ha llamado la patrullera Huanchaco a las 14.30 HRB indicándonos que debíamos entrar ya en puerto. Jorge ha contestado que tardaríamos 10 minutos en hacerlo. Efectivamente, a las 14.40 HRB hemos iniciado la leva del ancla. Una vez arriba, Juan ha intentado colocarla a mano en su posición final en cubierta, lesionándose la espalda. Le ha dado un fuerte tirón, con lo que ha quedado con la movilidad bastante reducida.




Finalmente, a las 14.50 HRB hemos entrado por la bocana del puerto. En éste hemos abarloado el barco al muelle de entrada. Nada mas terminar la operación de amarre, el oficial de guardia ha tomado nota, desde el muelle, de los datos de la tripulación, recalcándonos que hasta que Inmigración no diese su autorización, debíamos permanecer a bordo. Jorge ha comunicado a la consignataria el amarre en puerto, para que avisase a Inmigración.



Durante la espera hemos terminado de recoger los camarotes, poniendo la ropa para la lavandería en la cámara, en lugar visible, y sacando a cubierta las numerosas bolsas de basura que habíamos acumulado a bordo a lo largo de toda la travesía. También hemos preparado unas bolsas con los productos perecederos, y se las hemos pasado a los marineros del buque escuela Marte, abarloado cerca del PROS, en el mismo muelle. Ellos sí pueden aprovechar estos alimentos antes de que caduquen. Nosotros no sabemos cuanto tiempo va a transcurrir hasta la incorporación de una nueva tripulación, que tome el relevo y continúe este proyecto de circunnavegación de AGNYEE.

Es interesante ver que la Marina de Guerra de Perú tiene al menos dos buques escuela: la gran bricbarca de cuatro palos, BAP Unión, que está amarrada en el puerto de Callao, y el Marte, este velero de menor envergadura, pero igualmente operativo.



Dos horas mas tarde, la consignataria nos ha comunicado que hacia las 17.00 h vendría una furgoneta para recogernos y llevarnos a la oficina de Inmigración, de paso hacia el hotel.



Casi anocheciendo, a las 18.00 HRB, el oficial de guardia nos ha indicado que debemos desembarcar, dejando cerrado el barco. A este oficial le hemos dado el pendrive con el inventario del PROS, tal como nos habían indicado ayer. Los marineros del buque escuela han llevado las bolsas de basura a los contenedores del puerto, y nos han ayudado con nuestras bolsas de viaje, camino de la garita de salida. Allí hemos estado esperando a la furgoneta de la agencia, que cada vez se retrasaba más. Durante esa espera hemos estado charlando con un Capitán de Corbeta y un oficial de la Marina de Guerra peruana. Otra oficial ha llevado a Juan a la enfermería de la Escuela Naval, donde le han puesto una inyección para la contractura que tiene en la espalda, además de darle las medicinas necesarias para su tratamiento en estos próximos días.

Por fin, a las 18.45 h, ha llegado la furgoneta, en la que hemos cargado todas nuestras bolsas, dirigiéndonos a Inmigración para sellar allí nuestra entrada en el país. En el camino hemos pasado por numerosos controles policiales, a cargo de la Infantería de Marina, y situados en los límites de cada distrito municipal. La consignataria llevaba el correspondiente salvoconducto para este traslado, y nosotros hemos tenido que mostrar en cada control nuestros pasaportes.

En la oficina de Inmigración hemos estado esperando en el rellano de la escalera de subida al primer piso, en donde estaba el pequeño despacho del funcionario que debía atendernos. Este agente ha cuestionado en un primer momento nuestro ingreso en el país, ya que no estaba convencido de que nos debía sellar nuestros pasaportes. Sin embargo, el procurador de la agencia le ha convencido de que todo estaba autorizado y en orden. Cada vez que el funcionario nos devolvía un pasaporte sellado, Juan hacía una foto de la página sellada, para las posteriores gestiones de cara a nuestro registro en la lista consular de repatriados.

Una vez finalizado este procedimiento, ya habíamos entrado en Perú. De allí, a las 19.20 h, la furgoneta nos ha llevado a nuestros alojamientos, tras pasar nuevos controles de policía. Fernando se ha quedado en casa de su gran amigo AlbertoM, y nosotros cuatro hemos ido a un hotel nuevo de la cadena Meliá, que ésta mantiene abierto aun en esta situación en la que prácticamente no quedan turistas en Lima.

Ya en el hotel, hemos bajado a cenar en el pequeño comedor que han habilitado para los escasos clientes que hoy nos alojamos en él. Queríamos tomar un pisco, esa típica bebida peruana, a modo de aperitivo, pero otro grupo de clientes acababa de agotar las existencias de limón. Mañana será otro día. Tras la sobremesa, nos hemos retirado a descansar después de este largo y complicado día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario