martes, 5 de mayo de 2020

Día 19. Martes 24 de Marzo 2020 En la Bahía de Callao

Tras dormir nueve horas seguidas, algo insólito en mí, me he levantado totalmente descansado. A primera hora, para aprovechar la ventana horaria con España, he hablado con mi familia. Todos, cada uno en su país de residencia, están bien. Las noticias que nos llegan sobre la situación en España son muy preocupantes. Lo único positivo es el gran hospital que se ha instalado en los pabellones de IFEMA, la Feria de Madrid. Y esto en un tiempo récord, de solo unas horas. Es fantástica, y admirable, la capacidad operativa del Ejercito Español. Por otro lado, nos han pasado fotografías de calles emblemáticas de Madrid totalmente vacías. Son como cuadros de Antonio Lopez. Impresionantes todas ellas, propias de una ciudad enclaustrada, muerta. Nunca hubiera imaginado una visión como esa.



Hoy es un día de espera, que ha amanecido totalmente cubierto y sin apenas viento. La temperatura es agradable, con 24ºC, la humedad relativa es, como es habitual, superior al 80%, y la presión atmosférica 1014 mb. Es un día gris, aunque sin lluvia.



En este campo de boyas, los barcos amarrados o bien están cubiertos con lonas protectoras, o bien tienen colocados algún elemento que espante a las numerosas aves, básicamente cormoranes y gaviotas, que viven en este entorno. 



Nosotros hemos colgado un CD vacío bajo la mesana, para que su reflejo ahuyente a estas aves, y no se posen en cubierta.



Hemos aprovechado esta mañana para revisar los circuitos eléctricos del barco, incluidas las luces a tope de palo. Juan, como ya habíamos acordado con él antes de zarpar de Algarrobo, era el tripulante que iba a subir al mástil, si ello fuera necesario. Son "gajes del oficio" por ser joven, por ser el tripulante joven. Y hoy es a quien efectivamente hemos subido al palo.



Hemos contactado también con la Escuela Naval, ante cuya bocana estamos fondeados, para pedirles suministro de agua dulce. Muy amablemente nos han remitido a la consignataria, que es quien tiene la potestad del servicio de avituallamiento - tanto de víveres, como de cualquier otro producto - a los buques en esta bahía. De común acuerdo, hemos quedado en entrar en puerto mañana a mediodía a las 14.30 HRB, ya que esa era, mas o menos, la hora (2 horas mas en el horario oficial chileno) a la que zarpamos hace catorce días de la Cofradía Náutica del Pacífico.

Como la consignataria no parece ser capaz de dar una respuesta rápida a nuestras demandas, al pasar cerca del barco la lancha de vigilancia del Club de Yates Peruano, en cuyo límite estamos fondeados, Jorge les ha pedido ayuda. En concreto, les ha pedido que nos trajeran, si era posible, unas garrafas de agua envasada. Y un par de horas después han regresado con 3 garrafas de agua. Con esos 20 litros al menos tenemos agua para lo imprescindible.



Hoy en lugar de comida, hemos tomado un buen aperitivo: mejillones, ensalada de palmitos y espárragos, corned beef y aceitunas, tomando cerveza y vino, tanto blanco como tinto, para beber. Mucho mas tarde, a media tarde, hemos hecho una merienda-cena.



Entre el aperitivo y la merienda-cena hemos tenido una larga tertulia. El tema no ha podido ser otro que los escenarios posibles de aquí en adelante. La información, que inicialmente habíamos recibido sobre nuestro atraque y desembarque en Callao, no era lo precisa que parecía, o tal como a nosotros nos hubiera gustado. Además, nos han llegado noticias de los grandes problemas que existen en Perú para la repatriación de españoles, con centenares de ellos a la espera de vuelos a España. Ante esta tensión emocional, hemos vuelto a jugar con lo que en Ciencia se llama Gedankenspiele, para la búsqueda de nuevas ideas teóricas o soluciones.

Por un lado, hemos vuelto a hablar sobre la posibilidad de seguir navegando hasta el Canal de Panamá, cruzar al Caribe y dar después el salto del Atlántico hasta la Península Ibérica. Esta alternativa nos llevaría un par de meses, aunque no tenemos la seguridad de que Panamá nos permitiese cruzar el canal, ya que sabemos que hay algún crucero turístico paralizado en puerto, en ese país.

También hemos barajado la idea de, una vez atracados en la escuela Naval y pasado Inmigración, permanecer a bordo, sin desembarcar para alojarnos en un hotel. Solamente se trataría de desembarcar en el momento justo en que una furgoneta nos recogiese y llevase directamente al aeropuerto. En puerto tendríamos agua y electricidad, pudiéndonos avituallar la consignataria. El no pasar por un hotel tendría la ventaja de no entrar en contacto con otras personas, no rompiendo así nuestra cuarentena. De esta forma cumpliríamos las dos condiciones necesarias para conseguir un billete en un vuelo de repatriación: haber entrado en el país y estar inscritos en la lista de repatriación del Consulado Español, ya que ésto se puede hacer online.

Los cinco tripulantes hemos estado profesionalmente habituados a manejar diferentes escenarios, sobre todo en situaciones de incertidumbre, y a tomar después las decisiones pertinentes. Y este es un hábito difícil de olvidar. Ambas alternativas, que hemos tratado esta tarde, reflejan el deseo de acabar con una incertidumbre que nos tensiona mucho. La primera alternativa es el deseo inercial de continuar como navegantes, con un barco capaz y una tripulación dispuesta a enfrentarse a lo que sea, hasta alcanzar un destino conocido y sobre todo amigable. La segunda alternativa es un deseo de simplificar un procedimiento administrativo que, dadas las circunstancias actuales de un Perú cerrado, parece ser excesivamente complicado.



Para nuestra merienda-cena, Jorge ha preparado al horno un delicioso pollo a la cerveza con patatas. Esta es una de las ventajas de disponer de un gran congelador a bordo, en el que hay cabida para numerosos alimentos.

Después, y hasta la hora de retirarnos a descansar, hemos estado leyendo y escuchando música. Han sonado hasta seis CDs completos por los altavoces del barco, con las maravillosas Habaneras de Sanlucar en lugar preferente.

Fernando, por su lado, ha estado preparando la masa para hacer un pan mañana por la mañana. Una vez amasada, la ha dejado fermentar toda la noche. Y nos ha advertido que mañana pondrá el generador muy pronto, a las 07.30 HRB, para empezar a hornear la masa. Así podremos desayunar con pan recién hecho.

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